miércoles, 30 de diciembre de 2015

03 La Casa Ribedwald



LOS RIBEDWALD


Blasón:

Una ciudadela plateada sobre un fondo azul celeste.

Historia:

Los inicios de la casa Ribedwald se remontan al siglo 24 (alrededor del 2300), de la Segunda Edad, una época marcada por las innumerables guerras entre elfos y humanos. Por aquel entonces los Ribedwald eran una simple casa menor que rendía pleitesía a los Sindar, la casa reinante del Reino de Sindoria. Su hogar era la pequeña ciudad de Tisbury, -situada en el extremo noroeste del reino, cerca del bosque de Fargir-, y cuyo sustento se debía sobre todo a una enorme cantera que surtía al resto del reino con las piedras necesarias para levantar nuevas ciudades y castillos.

Durante casi un siglo, el único deber de los Ribedwald fue el de velar por la seguridad de la cantera y asegurar la extracción de la piedra que los Sindar requerían para erguir sus fortalezas, pero con el paso del tiempo se convirtieron en mucho más. Aprendieron el oficio de la arquitectura y pasaron de extraer la piedra a moldearla y emplearla para levantar edificios. Fue entonces cuando comenzó realmente el ascenso de la casa Ribedwald, con el nacimiento de Declan el Constructor en el año 2423 de la Segunda Edad, famoso por diseñar y erigir algunas de las construcciones más bellas, sólidas e imponentes del Reino de Sindoria.

Entre las más importantes destacan, sin duda, la construcción de la Torre Negra de Ashfort (2447 S.E); la construcción de los puentes de Vado Ashwick (2455 S.E), Vado de Piedra (2456 S.E), Vado de la Bruma (2458) y Vado Carmesí (2459); la reconstrucción del castillo de Sindor (2470 S.E), capital del Reino de Sindoria en aquel entonces; la construcción de la muralla de Tisbury (2476 S.E); y el diseño de la Catedral de Fiorencia (2480). Aunque esta última no logró ver, ya que murió al año de que se iniciara la construcción, su nieto Dorian logró terminarla setenta años más tarde.


La Primera Invasión de los Hildar


Región de Sindoria 2430 S.E


Hacía el año 2430 de la Segunda Edad, el Reino de Sindoria se extendía desde las orillas del río Brazo Sur hasta el desierto de Anun´Parth, y desde el bosque de Elodriel hasta la cuenca del río Dondarrión. La supremacía de los Sindar era por aquel entonces innegable, ya que regían un reino próspero, sólido y extenso, sin embargo, en el este había un reino igual de poderoso e igual de próspero, con grandes planes de conquista: El reino elfo de Hildar.

Durante las décadas anteriores los Hildar y los Sindar se enfrentaron en varias ocasiones, pero nunca fueron más allá de simples refriegas y saqueos a lo largo de la frontera que separaba los dos reinos. No hasta el año 2436 de la Segunda Edad, cuando un ejército de 20.000 elfos liderados por su propio príncipe y heredero al trono, Magwyn Hildar, invadió el Reino de Sindoria y quemó la ciudad de Shirwell. Aquel acontecimiento desencadenó La Primera Invasión de los Hildar, que duraría casi 20 años, y que terminaría tras la batalla de Sindar en el año 2454 de la Segunda Edad.

Aunque lograron vencer a los Hildar, obligando a Magwyn a regresar a la capital del reino, Gromhildar, con el rabo entre las piernas, la situación en la que se encontraban los Sindar al cabo de la guerra era una muy desagradable. La guerra había dejado a su paso un gran número de muertos, muchas ciudades quemadas, y la propia capital estaba en ruinas. Las arcas del reino habían quedado vacías y el comercio tardaría mucho tiempo en reanudarse, así que lejos de celebrar el haber expulsado a los invasores, los sindorianos se prepararon para enfrentar una época de escasez y más muerte.

Por muy mal que estuvieran las cosas durante los años siguientes, no todos los sindorianos lamentaron aquella situación, pues resultó ser de lo más fructífera para los Ribedwald. Aunque su feudo era uno humilde -tan sólo habían aportado 100 hombres de armas a la contienda y varios carros de grano-, la fama que había cosechado Declan como constructor al levantar la Torre Negra de Ashfort, llamó la atención del rey Higor Sindar, quien le encargó la reconstrucción del castillo de Sindor. Declan no dejó escapar esta gran oportunidad que se le había presentado, y fue mucho más allá. Convenció al monarca de que la reconstrucción del castillo podía esperar, y que la clave para levantar la economía del país residía en construir carreteras que permitiera a los comerciantes desplazarse más rápido, y vados sobre el río Dondarrión y sus afluentes que permitiera comerciar con los reinos situados al norte y este de Sindoria. A falta de otras ideas mejores por parte de sus consejeros, Higor decidió seguir los consejos de Declan, y en pocos meses empezaron a verse resultados.

Gracias a la construcción de vados y carreteras el comercio volvía a funcionar después de mucho tiempo, llenando las arcas reales y permitiendo así iniciar la reconstrucción del castillo de Sindor. Declan decidió, no solo reconstruirlo tal cual había sido, sino mejorar su diseño y sus defensas de tal modo que, en caso de un segundo asedio, no resultara tan fácil caer en manos enemigas. Aquello aumentó su reputación, que ya había alcanzado cuotas muy elevadas ante los ojos del rey, y fue nombrado Gran Maestre Constructor del reino y Primer Consejero Real. De ese modo los Ribedwald pasaron de ser una pequeña y modesta casa nobiliaria, a ser una de las casas más importantes, ricas e influyentes del reino de Sindoria.

La Segunda Invasión de los Hildar

Derrotado y humillado, Magwyn Hildar regresó ante su padre cabizbajo, desenvainó su espada élfica y se la ofreció al rey junto con su vida. Tal y como dictaba la tradición de los elfos, se merecía morir como castigo por su derrota ante los Idh´Sahar, como llamaban a los humanos en su idioma, pero el rey no estaba dispuesto a asesinar a su único hijo, con su propia espada, así que en vez de decapitarle decidió perdonarle y restituir sus títulos. Aquello enfureció a Magwyn, quien lejos de considerarlo una bondad lo consideró una ofensa, una humillación. Llamó cobarde a su padre, le dijo que era indigno de ser rey, y empleó la misma espada que le había entregado y le había sido devuelta, para matarle. Después ocupó su trono.

Aunque no había nada que Magwyn deseara más que volver a invadir Sindoria y obtener venganza contra los humanos, tras convertirse en rey se vio obligado a enfrentar la cólera de Aldegman, rey de Daelniar y hermano de su difunto padre, quien quería vengar la muerte de su hermano y arrebatarle el trono a Magwyn. Este conflicto tuvo a los elfos de Hildar y Daelniar inmersos en una serie de guerras largas y sangrientas durante varias décadas, tiempo que Sindoria aprovechó para recuperarse del todo, y los Ribedwald para seguir aumentando sus riquezas y su influencia dentro del seno de la corona. Los descendientes de Declan construyeron más vados y castillos, irguieron estatuas, templos y catedrales, y durante casi un siglo y medio Sindoria prosperó. El mal causado por los elfos quedó en el olvido, pues ninguno de los hombres que lo habían sufrido seguía ya con vida.

Hacía el año 2595 de la Segunda Edad, habiendo derrotado y matado a su tío Aldegman, Magwyn al fin podía volver a dirigir su atención hacía el Reino de Sindoria. Esta vez, sin embargo, decidido a esperar y preparar con cuidado la invasión. La edad y la experiencia de las guerras pasadas le habían vuelto mucho más cauto y concienzudo, así que no se puso en marcha hasta asegurarse tener las fuerzas suficientes para derrotar a los sindorianos. Fue en la primavera del 2601 de la Segunda Edad cuando inició su guerra; la definitiva; La Segunda Invasión de los Hildar.

Corría el segundo año de reinado de Ainur Sindar, un rey muy joven y enfermizo, cuando las tropas de Magwyn invadieron Sindoria por el suroeste, donde atacaron y quemaron varias aldeas. El ejército sindoriano acudió de inmediato al encuentro del enemigo, y hacia finales de año los enfrentaron en la batalla campal de Fidrock. Aunque Magwyn tenía menos de la mitad del ejército que tenían los humanos, (cerca de 30.000  soldados), los elfos pelearon como nunca aquel día y vencieron, obligando al rey Ainur dar media vuelta y retirarse a Sindar con los supervivientes.

Aquella victoria tan aplastante le dejaba a Magwyn el camino libre hacía Fiorencia, así que, tras pasar el invierno en Gromhildar, su ejército se plantó ante los muros de la ciudad más grande e importante de Sindoria y la puso bajo asedio. El rey Ainur había aprovechado el invierno para reagruparse y rehacer su ejército, de modo que con la llegada de la primavera estaba preparado para marchar hasta Fiorencia y volver a atacar a Magwyn, como exigían los demás nobles. La importancia de la ciudad dentro de la economía del reino era vital, y no podían permitir que cayera en manos de los invasores, sin embargo, el Primer Consejero del rey, Reimund Ribedwald, el bisnieto de Declan, tenía otros planes. Famoso por su astucia más que por sus conocimientos como constructor, ofreció al rey una alternativa inesperada e intrépida que Ainur no dudó en aceptar, pues al igual que sus antecesores confiaba ciegamente en los Ribedwald y sus consejos. Así pues, muy a pesar de las quejas del resto de nobles, el rey otorgó el mando supremo del ejército a Reimund, quien se lo llevó de inmediato hacía el suroeste; hacía Gromhildar. Su plan era asediar la ciudad y obligar a Magwyn a tomar una decisión. O bien abandonar Fiorencia y regresar a casa para atacarlos, o arriesgarse y seguir donde estaba, en cuyo caso Reimund podría conquistar su capital y asestar un duro golpe a los elfos. Magwyn prefirió no arriesgarse, así que, muy a su pesar, levantó el asedio de Fiorencia e impuso la marcha forzada a sus tropas para regresar a casa.

La Batalla de Gromhildar

Corría el verano del 2602 de la Segunda Edad cuando el ejército de Hildar, dirigido por Magwyn, y el ejército de Sindoria, dirigido por Reimund, se enfrentaron en la batalla de Gromhildar. Esta vez había un mayor equilibrio de tropas que en la batalla de Fidrock. Ambos bandos poseían alrededor de 25.000 guerreros, pero el ingenio y la astucia de Reimund fueron, una vez más, vitales.

Tras permitir a las tropas de Magwyn situarse cerca de la ciudad, algo que había provocado el enfado y las críticas de los demás nobles, ya que de ese modo el rey elfo contaba con el apoyo de los soldados de Gromhildar, a parte de los que llevaba con él, se situó en la orilla norte del río Brazo Sur, justo en una de sus amplias curvaturas. De ese modo exponía sólo la vanguardia y uno de sus flancos al ataque de los elfos, pero en caso de un ataque quedaba atrapado.

Al ver aquello, Magwyn celebró la estupidez de los humanos y ordenó a sus tropas el ataque total. La batalla de Fidrock había enseñado a los elfos que eran superiores en el combate cuerpo a cuerpo, de modo que sólo tenían que atacar de frente al enemigo y masacrarlos hasta el último hombre.

Sin duda alguna el resultado habría sido aquel, si los sindorianos no contaran con la astucia de Reimund. La noche anterior al ataque envió una tropa formada por cuatro mil caballeros a esconderse en el bosque de Elodriel, ordenándoles permanecer allí hasta que comenzase el ataque, y por la mañana envió a sus mejores arqueros, cerca de tres mil hombres, a escalar los muros de la ciudad con cuerdas y tomarla. Como era de esperar, Magwyn se había llevado hasta el último soldado para atacar a los sindorianos, dejando sólo una pequeña guarnición en la ciudad, que los arqueros aniquilaron sin problemas.

Al día siguiente los elfos atacaron de frente y sin contenerse, rompiendo con sus lanzas y espadas las filas del ejército de Sindoria. La victoria parecía asegurada desde antes de que comenzara la batalla, pero los jinetes que había escondido Reimund en el bosque acudieron hacía el mediodía y cargaron contra el flanco izquierdo y la retaguardia de las tropas de Magwyn, causando estragos y sembrando el caos entre sus filas. Furioso por no haber previsto ese movimiento por parte del enemigo, el rey elfo ordenó a sus tropas retirarse hacia la ciudad, para reagruparse, pero cuando llegaron al portón este no se abrió. En cambio, tres millares de flechas llovieron sobre ellos desde las murallas, al mismo tiempo que la infantería de Reimund los acorralaba. Casi 20.000 elfos perecieron aquel día. Magwyn recibió una flecha en el costado, pero logró escapar y huir hacia las montañas de Daelniar junto a poco más de cinco mil de sus soldados.

El Primer rey Ribedwald

Con la conquista de Gromhildar y el rey Magwyn huyendo, La Segunda Invasión de los Hildar había acabado tan sólo un año y medio después de comenzar. Un gran alivio para los sindorianos que conocían su historia y sabían que la primera había sido una contienda de casi veinte años.

Reimund se convirtió tras la batalla, como era de esperar, en Reimund el Astuto, héroe del pueblo sindoriano. Aquello disgustó a algunos nobles e impresionó a muchos otros, al reconocer la gran victoria que había obtenido gracias a su plan. Como recompensa, el rey Magwyn otorgó el feudo de la ciudad de Gromhildar y sus tierras a la casa Ribedwald, cuya pequeña ciudad de Tisbury, a pesar de haber aumentado bastante en los últimos años, se había quedado en un lugar demasiado modesto para ser el hogar de una casa nobiliaria tan importante. Lo que había empezado siendo una simple familia de mineros extractores de piedra, se había convertido trescientos años después en una casa que estaba a la altura de los Sindar en cuanto a poder, fama y riqueza. Aunque aquel no iba a ser el final de su ascenso, pues lo único que competía con la astucia de Reimund, era su ambición, y lo que Reimund deseaba realmente era el trono de Sindoria.

Cinco años después, el estado de salud del rey Ainur seguía siendo precario, y puesto que su esposa no lograba darle hijos, y sus hermanos habían muerto muchos años atrás, Reimund vio la oportunidad perfecta para alcanzar su sueño. Sabía que si el rey moría sin heredero, los nobles más influyentes afilarían sus cuchillos y daría comienzo una guerra civil, así que dedicó todos sus esfuerzos para lograr que el rey le nombrara su sucesor, y para atraer de su parte y ganarse la confianza de aquellos nobles más poderosos que no le odiaban. Todo estaba dispuesto. Tan sólo faltaba que la enfermedad del rey acabara con su vida de una vez por todas, sin embargo, algo inesperado, casi milagroso, sucedió antes de eso, pues la reino Margaery se quedó embarazada y dio a luz un hijo varón, un heredero para el trono de Sindoria.

Ainur logró sobrevivir dos años más antes de sucumbir a la enfermedad que le había asolado toda su vida, y cuando lo hizo, su esposa se convirtió en reina regente hasta que su hijo, al que habían llamado Bradock, alcanzase la edad para poder gobernar. En ese momento Reimund volvió a utilizar su astucia, y con el pretexto de ofrecer consuelo, apoyo y consejo a la reina, se acercó a ella. Durante todo un año estuvo a su lado, aprovechando su juventud y su vulnerabilidad para ganarse su confianza del mismo modo como se había ganado la confianza de Ainur. Delante de otros nobles la aconsejaba en asuntos de estado, pero en la intimidad le hablaba de toda clase de conspiraciones por parte de algunos nobles para asesinar a su hijo y así arrebatarle el trono. El miedo hizo que la reina sucumbiera a sus encantos y a la promesa de protegerla a ella y a su hijo para que pudiera alcanzar la mayoría de edad y ser rey, de modo que aceptó cuando Reimund le propuso matrimonio.

Convertido en regente, Reimund volvía a estar muy cerca de alcanzar su sueño y ser rey. Una vez más se armó de paciencia y esperó. Si Bradock era hijo de Ainur, había una gran posibilidad de haber heredado su enfermedad, y tarde o temprano acabaría sucumbiendo a ella, como había hecho su padre. Por desgracia para él esperó y esperó, y el paso de los años no reveló enfermedad alguna en el cuerpo de Bradock, así que decidió envenenar al pequeño Bradock. Tenía seis años cuando, una mañana, su madre acudió a su lecho para despertarle y lo encontró muerto, con el rostro rígido, pálido y los ojos morados.

Reimund empleó de nuevo su astucia para crear una distracción, e hizo responsable de aquello a un grupo de asesinos enviado por Magwyn, quien llevaba ya años planeado su venganza contra los Sindar. De ese modo mató a dos pájaros de un sólo tiro. Por un lado logró convertirse en el rey de Sindoria, y por el otro, todos los nobles del reino acudieron con sus ejércitos a su llamada para marchar hacia el suroeste y acabar de una vez por todas con los Hildar. Aunque el ejército de Sindoria logró derrotar a los elfos de nuevo y quitarles el castillo de Kale y las tierras situadas al noreste de Daelniar, no lograron asesinar a Magwyn, quien huyó definitivamente a las profundidades del bosque de Elodriel.

La nueva capital y el castillo de Gromhildar

Como primer rey de la dinastía Ribedwald, antes de morir Reimund trasladó la capital del castillo de Sindor a Gromhildar, cambió el blasón de su casa por el de una ciudadela plateada, e inició la construcción del magnífico castillo de Gromhildar. Un castillo que no terminaría de construirse hasta cien años después, durante el reinado de su bisnieto Reimund III.

El Tratado de Lumenor

Aunque las derrotas sufridas por Magwyn habían enseñado a los elfos temer a los humanos, a lo largo de los siglos siguientes hubo una serie de guerras muy largas y sangrientas entre Sindoria y varios reinos elfos de Elodriel. Como la Guerra de los Cedros (2806 S.E), La Guerra del Cenagal (2936 S.E), o las guerras por las minas de Khru (3064 - 3193 S.E). No fue hasta el reinado de Helghen Ribedwald el Pacificador, en el año 3306 de la Segunda Edad, cuando se logró firmar una amnistía duradera, por parte de todas las razas habitantes de Thaldorim (salvo los gigantes y los orcos, quienes aún no habían llegado para establecerse en Khoradmar).

El tratado se firmó en Lumenor, la ciudad de los serafines. Helghen logró que acudieran los reyes de los reinos más importantes de Thaldorim, muchos enfrentados entre sí, otros odiándose debido a largas disputas del pasado. A pesar de ello los convenció con un discurso largo y emotivo de que debían dejar de lado las viejas rencillas y aprender a vivir en paz y armonía. En muchos de los documentos que hablan ese momento, sus autores describen a Helghen como alguien que es capaz de hipnotizar a los demás con simples palabras. Sin duda el rey tuvo que emplear unas palabras especiales para lograr convencer a todos los reyes de firmar una paz mundial.

Para conmemorar su logro, Helghen mandó construir uno de los monumentos más importantes que existen en Gromhildar; La Fuente de la Concordia. Un monumento que situó en la plaza central de la capital de Sindoria, y que consta de una fuente en cuyo interior están las estatuas de dos hombres, una serafín, un elfo y una elfa, y dos enanos.

Aunque el Tratado de Lumenor logró algo que no había existido jamás en la historia de Erodhar, una paz total entre todos los reinos de Thaldorim, al cabo de los años, tras la muerte de Helghen, las viejas rencillas regresaron y el Tratado de Lumenor se acabó por romper.

La Guerra de los Titanes

Cuando estalló la Guerra de los Titanes y se formó la Gran Alianza Nórdica para derrotar a Valanor el Nigromante, en Sindoria reinaba uno de los reyes y héroes más grandes que ha conocido este linaje, desde los tiempos de Declan y Reimund. Ricardo Ribedwald era un hombre cortés, un líder nato, un guerrero diestro y un gran estratega. Su arrojo en la batalla había traído gloria a Sindoria al vencer a un ejército invasor de guerreros Sarr en la batalla de Vado Viejo. Cuando los paladines del Martillo Celeste y Valorian le pidieron que se uniera a la Gran Alianza Nórdica para luchar contra Valanor, no lo dudó ni un instante. Aunque su reino no había sufrido aún la cólera del nigromante, sabía que si no le detenían tarde o temprano Sindoria también acabaría sufriendo el horror del brujo más oscuro de la historia.

El destino quiso que el último rey Ribedwald, al igual que el primero, fuera un hombre cuyo nombre quedaría en las memorias. Tras la muerte de Ricardo en la batalla de Lumenor, y el matrimonio de su hija Arianna con el rey Valorian Nomenglaus, la unión de los reinos de Arnom y Sindoria puso las bases de lo que más tarde se convertiría, en el concilio de Alto Avlen, en El Reino Unido de Aldaeron, poniendo fin a un linaje de reyes que había durado más de dos milenios.



Actualidad:

Familia de LADY AYLEEN I DE RIBEDWALD, señora de la Provincia de Dunhold desde el año 1455 de la Tercera Edad.

Su esposo, [LORD Almerón] de la casa Ribedwald, fallecido a los cuarenta y dos años.

Sus hijos:
JAMES, de quince años, es el heredero de Sindoria. Sirve al príncipe Varian como escudero.
EVA, de catorce años.
SIBILA, de once años.
RENARD, de ocho años.

Hermanos:
[EDMUND], muerto en la batalla de Anghedor, en 1445, a los treinta y un años.
[BRANDON], muerto en la batalla de Anghedor, en 1445, a los veinticinco años.
VARIAN, príncipe heredero al trono de Aldaeron, de veintitrés años.

Árbol Genealógico
(1201 - 1457)
Link: http://sia1.subirimagenes.net/img/2014/07/11/140711024541502627.jpg

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lunes, 21 de diciembre de 2015

Ganadores Sorteo de Navidad!!


¡¡Hola a todos y todas!!

Como lo prometido es deuda, ha llegado el momento de conocer a los agraciados del sorteo que he organizado en honor a estas fechas tan señaladas.

A continuación voy a publicar una lista con todos los participantes y los números que les he ido asignando, en orden de llegada, y que serán los que determinarán a los ganadores a través de la página random.org.

Participantes:

1-. Yolanda Zornoza Rico
2-. Paola Rizo Ruiz
3-. Alfonso Gutierrez Paris
4-. Andrea Pérez González
5-. Lidia Rodríguez Garrocho
6-. Jorge  Casasaltas Ramírez
7-. Tamara Arteaga Pérez
8-. María Julia Mancera Priego
9-. Leïla Bentahar Palate
10-. Laura Salinas Durán
11-. Pablo cajas Millán
12-. Mónica López Jover
13-. Fabián Vázquez Fernández
14-. Jorge Campos Fernández
15-. Noé Tortosa Segura
16-. María Teresa Morin
17-. Antonio Martínez Rabaneda
18-. Laura Díaz Rosselló
19-. Esperanza Garcia Vergara
20-. Miguel Ángel Naharro Corbalán
21-. Christian Pablo Androstchuk Perez
22-. Kira Tuca


Recuerdo que hay dos premios:

-Un primer premio que consta de un ejemplar en papel de Leyendas de Erodhar + un mapa del mundo de Erodhar en A2, y otro ejemplar de Orfus.

-Y un segundo premio que consta de 5 e-books de Leyendas de Erodhar para 5 ganadores diferentes.

Así que vamos a conocer al GANADOR del primer premio. AND THE WINNER IS...


Número 12: Mónica López Jover. ¡¡Muchísimas felicidades!!


Ahora vamos a conocer a los 5 ganadores de un E-Book de Leyendas de Erodhar:

Ganador 1. Número 5: Lidia Rodríguez Garrocho.

Ganador 2. Número 7: Tamara Arteaga Pérez.

Ganador 3. Número 9: Leïla Bentahar Palate.

Ganador 4. Número 10: Laura Salinas Durán.

Ganador 5. Número 19: Esperanza Garcia Vergara.

Pues esto ha sido todo. Muchas gracias a todos por participar. Muchísimas felicidades a los ganadores.

¡¡FELIZ NAVIDAD!!


miércoles, 16 de diciembre de 2015

Esta Navidad regala fantasía.


Esta Navidad regala fantasía. Promoción especial, grandes descuentos para mis dos novelas y mucho más.

-Leyendas de Erodhar (fantasía épica medieval): 20,00 € (te ahorras 5 €)

-Orfus: el ocaso de los Or´Uka (ciencia ficción): 10,00 € (te ahorras 2 €)

-Leyendas de Erodhar + Orfus: el ocaso de los Or´Uka: 25 € (te ahorras 12 €)

-Taza Logo Leyendas de Erodhar: 7€

-Leyendas de Erodhar + taza logo Leyendas de Erodhar: 25 € (te ahorras 7€)

*Todas las ofertas incluyen los gastos de envío.
**Con cada ejemplar de Leyendas de Erodhar recibes, además, completamente gratis: 1 mapa en A2 del mundo de Erodhar + 1 póster, a elegir, con uno de los personajes de la novela.
***Contacta conmigo a través del siguiente mail: cosmin.starcescu@gmail.com o a través de mi página de facebook. Recibirás los libros dedicados y firmados.








lunes, 14 de diciembre de 2015

02 La Casa DeMordwell






LOS DEMORDWELL


Blasón:

Un cuervo negro sobre campo de sangre y sombra.

Historia:

Cuentan las leyendas que los DeMordwell descienden de la unión de un gigante, raza creada por el titán Yorgh, y la consorte de este, la titánide Valka. Considerada la casa más antigua de Thaldorim, su linaje se remonta a los siglos anteriores al inicio de la Primera Edad, siendo las Montañas Heladas su hogar desde entonces y hasta el presente.

A pesar de las odas que hablan de los DeMordwell como descendientes de la titánide Valka, no existen pruebas documentadas sobre la existencia de esta antigua casa hasta muchos siglos después. A principios de la Primera Edad, en los tiempos de inicio de lo que, siglos más tarde se convertiría en el mayor imperio de todos los tiempos, Aqueronte, los DeMordwell gobernaron sobre un pequeño reino llamado Ravhold -igual que su capital por aquel entonces-,  situado junto a las faldas de la montaña de Aullahielo.

Los escritos hablan de varios reyes significativos, famosos sobre todo por sus logros en combate ya que, ante todo, los DeMordwell han sido y son una casa de grandes guerreros. De ahí sus ambiciones expansionistas y sus constantes conflictos con los gigantes de Trodheim por la supremacía de las montañas Heladas y los territorios situados al noroeste de Ravhold y al noreste del Bosque de Cahir.

A lo largo de la historia ha habido numerosas guerras entre los DeMordwell y los gigantes de Trodheim, siendo las más remotas aquellas que se llevaron a cabo durante los siglos tres y cuatro de la Primera Edad. En el libro “El Amanecer del Cuervo”, una recopilación de escritos antiguos hecha por Kodram DeMordwell (señor de la Provincia de Dunhold desde el año 1267 hasta el 1314 de la Tercera Edad), se relata la historia de Reinhald DeMordwell, un rey extremadamente belicista que lideró una legión de guerreros Sarr a través de los pasos Ventihelados de las cumbres de Aullahielo, hasta el corazón de los fiordos de Trodheim. Aunque los escritos que narran todo lo que Reinhald logró hacer están incompletos, se deduce que el rey alcanzó una serie de victorias importantes sobre los gigantes -llegando incluso a obligarles a emigrar hacia las costas-, pues la ocupación de los DeMordwell sobre los fiordos se alargó sobre un periodo de casi seis siglos, tiempo durante el cual fundaron ciudades y castillos como Rufhjäld o Bervjör, hoy en día en ruinas.

Por desgracia para los Señores Cuervo aquella época dorada terminaría al cabo de La Rebelión de Nark, un señor feudal, líder de los gigantes de Trodheim, que logró recuperar sus territorios y expulsar a los DeMordwell al otro lado de las montañas Heladas. Una época bastante pobre y oscura siguió después. Mientras otras naciones, como Sindoria en el sur y Aqueronte en el norte, iban expandiendo sus territorios y adquiriendo un poder cada vez más significativo, los DeMordwell se vieron obligados a ser meros espectadores de como otros trazaban las nuevas fronteras del mundo.

Durante los siglos de máxima expansión del Imperio de Aqueronte, la llamada “Edad Dorada” de la Legión de Aqueronte, el Reino de Ravhold tan sólo logró resistir a los constantes intentos de invasión por parte del imperio gracias a la ayuda y el apoyo de la ciudad-reino de Lumenor y su ejército de serafines, encabezado por la orden de los paladines del Martillo Celeste. De nuevo en “El Amanecer del Cuervo” Kodram narra como la intervención de los paladines impidió la caída de Dunhold, no en una ni en dos, sino en hasta quince ocasiones. Hecho que obligó unos siglos más tarde al que era por aquel entonces rey de Ravhold, Abraham III, a convertir el reino en un principado y pasar a ser un protectorado de Lumenor. Corría el año 5950 de la Primera Edad, y aquel fue el final del linaje de los DeMordwell como reyes.

Caída del Imperio de Aqueronte y fundación de Dunhold

Como protectorado de Lumenor, el principado de Ravhold, y por tanto los DeMordwell, jugaron un papel fundamental en la caída del Imperio de Aqueronte. En la batalla de Siruun´Mar, mientras miles de navíos luchaban y ardían frente a las costas de la isla, Sigfus DeMordwell lideró a sus guerreros Sarr contra las fuerzas terrestres del imperio, entre las cuales, según cuentan los escritos, estaban los famosos guerreros del clan Bearserk. De ser así, sin duda alguna fue un enfrentamiento legendario, pues incluso a día de hoy se dice que no ha habido mejores guerreros a lo largo de la historia que los guerreros del clan Bearserk y los guerreros Sarr.

La victoria de Sigfus sobre los nórdicos fue uno de los mayores logros de la larga y gloriosa historia de los DeMordwell. A su vuelta a casa, Sigfus fundó el castillo de Dunhold, la nueva capital del principado -Ravhold había quedado reducida a cenizas dos décadas atrás durante una de las últimas invasiones aqueroníes-, y como parte del botín de guerra, se anexionó buena parte de los territorios habidos al norte del río Brazo Norte y al este del Dondarrión.

Durante los siglos venideros, el destino del, ya renombrado Principado de Dunhold, alternó entre épocas de más o menos gloria. Los acontecimientos más significativos a lo largo de la Segunda Edad fueron sin duda alguna La Guerra de Fargir, que los DeMordwell disputaron contra el reino de mismo nombre, y que tuvo lugar entre los años 2806 y 2839, y la Tercera Gran Guerra contra los gigantes de Trodheim -hubo una segunda gran guerra a mediados de la Primera Edad, pero los escritos que la narran se han perdido o han sido destruidos-, que duró desde el 3506 hasta el 3533 de la Segunda Edad.

Las consecuencias del primer conflicto fueron la extinción de los Hrum, la casa reinante en Fargir, y la anexión del territorio que dominaban (actual Provincia de Volghrum) al Principado de Dunhold.

El segundo conflicto tuvo consecuencias desastrosas, no sólo para Dunhold, sino para Lumenor también. Por primera vez en la historia, un ejército de gigantes organizado y disciplinado, o al menos todo lo organizado y disciplinado que podía ser un ejército formado por las cientos de tribu habitantes en los fiordos de Trodheim, cruzó las montañas Heladas e invadió el territorio de los DeMordwell.

La invasión se inició en Cauce Alto, donde las aguas del río Brazo Norte se fundían con las del mar de la Bruma occidental, y de inmediato quedó claro que aquella no era una incursión más por parte de los gigantes para saquear algunas aldeas, con el objetivo de obtener un botín fácil. El número de su ejército se elevaba a algo más de veinte mil guerreros y cinco mil mamuts. Una hueste que los gigantes no reunían desde los tiempos de Nark, y desde luego no para invadir un territorio extranjero.

Fueron casi dos décadas de batallas sangrientas, entre las cuales destacan: El Saqueo de Fyren (3508 S.E), La Quema de Ictshyl (3513 S.E) en la que perecieron casi quince mil serafines y ocho mil paladines del Martillo Celeste, La Batalla de Sarjon (3519 S.E) donde los DeMordwell obtuvieron una pequeña pero costosa victoria ante los gigantes -durante el enfrentamiento murió Magnur DeMordwell, señor de Dunhold por aquel entonces-, El Asedio de Dunhold (3526 S.E) que duró casi dos años, y La Batalla de Fiordos (3533 S.E) que supuso la derrota de los gigantes.

Hacía los últimos dos siglos de la Segunda Edad, los DeMordwell se vieron envueltos en otros dos conflictos importantes. Si bien los gigantes, a pesar de su derrota en Fiordos, siguieron llevando a cabo todo tipo de incursiones en el territorio de Dunhold, fueron disputas aisladas y de poca relevancia. Los verdaderos enemigos de los DeMordwell durante ese periodo fueron los Ribedwald, casa reinante del Reino de Sindoria, cuyas ambiciones expansionistas habían crecido de manera notable desde la coronación de Philip Ribedwald en el año 4588 de la Segunda Edad, y los elfos de Haddaras, quienes reclamaban a los DeMordwell los territorios situados al noreste del bosque de Elodriel.

Estas disputas se alargaron a lo largo de más de dos siglos, época durante la cual alternaron entre periodos de paz y de guerra, llegando incluso los DeMordwell a perder más de la mitad del territorio de la actual provincia de Volghrum en favor de los elfos (año 4790 de la Segunda Edad). Los conflictos tan sólo cesaron una década más tarde cuando empezó la Guerra de los Titanes.

La Guerra de los Titanes y creación del Reino Unido de Aldaeron

Con buena parte de la región de Fargir invadida y la capital de la provincia, Volghrum, en manos de los elfos, los DeMordwell se encontraban ante una situación crítica hacia finales de siglo. Por si fuera poco, en el 4798 sus guerreros Sarr sufrieron una dura derrota contra las huestes de Ricardo Ribedwald, a orillas del río Brazo Sur, en Vado Viejo, lo que intensificó aún más el periodo de crisis que atravesaba el Principado de Dunhold.

Archibald DeMordwell, Señor de Dunhold, y su fiel consejera, la paladín Sigrir Luzceleste, pidieron la intervención inmediata de la orden del Martillo Celeste. Con la ayuda de los paladines, los DeMordwell podrían resolver ambos conflictos de una vez por todas, ya fuera mediante la diplomacia o empleando la fuerza armada, sin embargo, a Roland Silwind, el Gran Maestre de la orden por aquel entonces, le preocupaban mucho más los estragos que estaba causando a lo largo del norte de Thaldorim un hechicero llamado Valanor, cuyo ejército había quemado la próspera ciudad de Carathas, en el 4799 de la Segunda Edad.

Contrario de lo que podría parecer, el inicio, ese mismo año, de la Guerra de los Titanes, terminó siendo una buena noticia para los DeMordwell y el Principado de Dunhold. Gracias a la reunión convocada por el rey Valorian Nomenglaus, celebrada en Lumenor, a la que acudieron los reyes y líderes de todos los reinos importantes del centro y norte de Thaldorim -reinos que sufrirían poco después la cólera de Valanor-, se formó la llamada “Gran Alianza Nórdica” para enfrentar la amenaza del Nigromante. Aquello supuso la suspensión de todos los conflictos existentes entre los reinos y principados del norte, y más tarde, al finalizar la guerra, el fin de todos ellos gracias a la creación del Reino Unido de Aldaeron, en el año I de la Tercera Edad.

La Guerra Civil o Guerra de los hermanos DeMordwell

En el año 400 de la Tercera Edad, Eddard DeMordwell murió a los 61 años debido a la enfermedad de la gota, pero antes, en su lecho de muerte, entregó a su hijo Harold el sello de la casa DeMordwell y le nombró su heredero ante el sumo sacerdote de Dunhold, a expensas de desheredar a su otro hijo y primogénito, Egbert. Aquel hecho desencadenó el primer conflicto interno desde la creación del Reino Unido de Aldaeron; la Guerra de los hermanos DeMordwell.

Acusado por su hermano de falsificar el testamento de su padre y robar el sello de la casa DeMordwell, Harold expulsó a Egbert de Dunhold, prohibiendo a todos los señores darle cobijo y comida, bajo pena de muerte. Sin embargo, el mayor de los hermanos DeMordwell contaba con el apoyo de buena parte de los nobles vasallos de su difunto padre, quienes no dudaron en ponerse en rebeldía contra su nuevo señor, estallando así un conflicto armado.

La primera batalla tuvo lugar cerca de Iolnar, en la primavera del 401 de la T.E. El ejército de Egbert, constituido por ocho mil lanceros, dos mil arqueros y tres mil caballeros, ocupaba una posición ventajosa cerca de la costa. El ejército de Harold era mucho más numeroso -unos doce mil lanceros, cinco mil arqueros y casi seis mil caballeros-, así que el recién coronado señor de la provincia de Dunhold se confió, y quiso acabar con la rebelión lanzando un ataque directo y frontal contra la hueste de su hermano. Su error le costó la derrota y la pérdida de casi seis mil soldados, viéndose obligado a retroceder de vuelta hasta el castillo de Dunhold para reconstruir su ejército.

En los próximos tres años fueron hasta dieciocho las batallas que tuvieron lugar entre los dos bandos, algunas de menor o mayor importancia, el caso es que el conflicto se estaba alargando demasiado, sin que hubiera una posible resolución en el horizonte. Fue entonces cuando el rey Manfred II Nomenglaus, quien en un principio había preferido mantenerse al margen de la disputa, decidió reunir a sus tropas y, junto a la orden del Martillo Celeste, marchar a Dunhold para poner punto y final al conflicto entre los dos hermanos.

Lo primero que hizo fue concertar una tregua, y con la bandera blanca azotada por el viento, los reunió en el castillo de Dunhold para encontrar una solución pacífica y poner fin a la guerra. A pesar de sus intentos para reconciliarlos, llegando incluso a proponer que gobernaran la provincia juntos, nada sirvió y todo indicaba que la guerra seguiría, obligando al rey a escoger un bando para finalizarla.

Furioso con los DeMordwell, Manfred quiso marcharse de Dunhold y dejar que los dos cuervos siguieran devorándose la carne el uno al otro, pero en el último momento se le ocurrió una solución. Tras desplegar un mapa de la Provincia de Dunhold sobre la mesa, clavó un puñal en el territorio del antiguo reino de Fargir, cuya capital, Volghrum, había sido reconstruida recientemente, y otro en el resto de la provincia. Después ordenó a los hermanos DeMordwell que desenvainaran sus espadas y lucharan. El primero que lograría hacer sangrar al otro, se quedaría con el territorio más grande, y el otro se quedaría con Volghrum y la comarca de Fargir.

“Vuestra disputa ha hecho sangrar al pueblo de Dunhold, ahora sangraréis vosotros para poner el punto y final a este conflicto”, les había dicho Manfred II Nomenglaus.

Los dos hermanos se negaron de inmediato a decidir su futuro de ese modo, así que Manfred llamó a sus paladines y dio a los DeMordwell a elegir entre hacer lo que les había ordenado y luchar, o morir por desobedecer a su rey.

Ante las amenazas de Manfred, Egbert y Harold desenvainaron sus espadas y lucharon. Lo hicieron en medio de la sala del trono del castillo de Dunhold, tan sólo ante las miradas del rey y de sus paladines. Ambos eran buenos guerreros, así que cabe suponer que fue una pelea larga y muy reñida, aunque lo único que se sabe realmente es que, al día siguiente, el rey anunciaba mediante decreto que, a partir de ese momento, el Reino Unido de Aldaeron ya no estaría formado por 12 provincias, sino por 13, siendo la decimotercera la Provincia de Volghrum, cuyo señor sería Egbert DeMordwell, quien más tarde cambiaría su apellido por el de Mardwell, naciendo así una nueva casa nobiliaria.

Actualidad:

Familia de VLADIMIR I DEMORDWELL, señor de la Provincia de Dunhold desde el año 1431 de la Tercera Edad.

Su esposa, [LADY Caitlin] de la casa McKay, fallecida a los cuarenta y nueve años.

Sus hijos:
[Kylian], muerto en batalla, luchando contra gigantes de Trodheim, en 1450, a los veintidós años.
LUGKOK, de veintisiete años, le llaman El Gorrión.

Hermanos:
            —SIRUKA, de cuarenta años, es el general de los guerreros Sarr.

Árbol Genealógico
(1223 - 1457)
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