Art by: Cyril Tahmassebi |
(...) Cabalgaron sin descanso durante más de veinte leguas
antes de alcanzar la hondonada que formaba las tierras de los Tomty. La granja
estaba construida en un lugar apartado del valle, junto a un pequeño bosque y
bastante alejada del río. Estaba rodeada por un huerto de manzanos en el
sureste y campos extensos de trigo y maíz en el oeste, que en aquel momento
estaban totalmente quemados. Los atacantes habían incendiado la finca y los dos
graneros; y una vez se vieron consumidos por las llamas, el fuego se debió de
extender por los campos, dejando a su paso un mar de hollín y tierra calcinada.
«Aquí ya no queda nada», se dijo a sí mismo Valiant. «El
fuego lo ha consumido todo.»
Fenja, enviada por Galadoriel, sobrevoló varias veces los
alrededores en busca de algún superviviente, pero lo único que quedaba allí
eran los restos carbonizados de una veintena de hombres, de los que era
imposible determinar quiénes eran los familiares del alcalde Tomty, y por lo
menos un par de centenas de orcos, soldados y caballos muertos en las cercanías
de la finca, donde se llevó a cabo la batalla entre los jinetes de Ser Decker y
los orcos que atacaron la granja.
—Esto es peor de lo que había imaginado —dijo Nimue
horrorizada, mientras recorrían a pie los terrenos de la granja.
—¿Qué clase de animales harían algo así? —inquirió
Galadoriel asqueada.
«Los orcos», quiso decir Valiant, pero fue Will quien le
respondió.
—Me temo que estos son los horrores de la guerra —dijo con
voz seria, pateando un yelmo ensangrentado y cubierto de hollín. El caballero
estaba inspeccionando el terreno, buscando indicios que le permitieran
reconstruir lo que había pasado allí.
Valiant hizo lo mismo.
Al parecer los soldados de Ser Decker sorprendieron a los
orcos en pleno saqueo, y los atacaron desde el norte, atrapando al enemigo
entre un muro de lanzas y escudos por un lado, y las llamas que estaban
consumiendo la granja y los campos de trigo por el otro. Una buena estrategia,
en su opinión; sin embargo, algo debió de ir mal si el curso de la batalla
cambió tan drásticamente como para que al final hubieran sido los orcos los
vencedores. Por los indicios que había en el campo de batalla, la única
explicación coherente para ese cambio tan radical residía en que, tal vez, los
jinetes de Ser Decker concentraran sus fuerzas demasiado tiempo en el ataque
frontal, descuidando los flancos, permitiendo a los orcos resistir la
embestida, reorganizarse y contraatacar. Contando a ojo, el número de cadáveres
humanos era aproximadamente igual al de cadáveres orcos, lo que indicaba que
estos superaban en número a la tropa de Ser Decker. «Eso, quizás, haya marcado
la diferencia final». (...)
Fragmento del Capítulo 13 (Fuego e Ira) de Leyendas de
Erodhar 01 - La Vara de Argoroth. Puedes descargar los cuatro primeros
capítulos gratis aquí: http://cosminstarcescu.wix.com/leyendasdeerodhar#!empezar-a-leer/cogz
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